TENDRÍA QUE HABERME DADO CUENTA
Tendría que haberme dado cuenta
cuando, a los pocos meses de conocernos,
me dijiste que no creías en los “para siempre”.
Y yo, sin entender,
me preguntaba cómo vos —
con padres unidos hace más de veinte años —
no creías en los “para siempre”,
y cómo yo —
con padres separados desde mi corta edad —
sí creía.
Tendría que haberme dado cuenta ahí,
que esto no era para siempre.
Pero me aferré a la idea de que sí,
que esto lo era.
Aunque también me hiciste dudar,
cuando un mes antes de dejarme
me dijiste que me veías
como la madre de tus hijos.
Todo fue confusión con vos.
Pero yo tendría que haberme dado cuenta.
Tendría que haberme dado cuenta.
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